Flujo en el embarazo, ¿es normal?

Estás embarazada, ¡enhorabuena! Sientes los primeros síntomas de embarazo, incluidas las molestas náuseas. De repente, un día notas que tienes más flujo de lo normal y las alarmas empiezan a sonar en tu cabeza porque, al fin y al cabo, así somos las embarazadas: ¡nos preocupamos por mil cosas!

Por eso hoy, en Menudos Bebés, hablaremos del flujo en el embarazo. ¿Es normal tener más flujo en el embarazo o no? ¿Cuándo debemos preocuparnos y acudir al médico? Descubre las respuestas en este post…

Flujo en el embarazo o leucorrea

El flujo en el embarazo es totalmente normal. De hecho, en comparación con el flujo del ciclo menstrual, el flujo suele aumentar durante el embarazo debido al incremento en la producción de estrógenos y al mayor riego sanguíneo en la zona vaginal.

Durante las primeras semanas del embarazo, estas secreciones crean lentamente una protección para proteger a tu hijo: se trata del famoso tapón mucoso que expulsarás al comenzar el trabajo de parto.

A lo largo del embarazo, notarás que el flujo es abundante, de color blanco, sin olor o con un olor muy suave. Si te sientes molesta por la sensación de humedad, puedes utilizar salva slips pero evita los tampones ya que estos no se recomiendan durante el embarazo por el riesgo de infección.

¿Cuándo acudir al médico por el flujo en el embarazo?

Así como te decimos que tener abundante flujo en el embarazo es normal, también tenemos que comentarte que los cambios en el flujo pueden indicar una serie de condiciones que debes consultar con tu médico:

  • si sientes comezón o ardor o tienes la vulva inflamada, no dudes en visitar al especialista. El aumento del flujo en el embarazo puede generar infecciones como la candidiasis vaginal.
  • si luego de mantener relaciones sexuales, notas un flujo ligero (algo habitual al mezclarse con el semen) con color blanco o gris y un olor desagradable, puedes padecer una infección como la vaginosis bacteriana.
  • cualquier incomodidad como ardor, picazón, incomodidad al orinar, irritación, enrojecimiento de la vagina o los labios vaginales, flujo de color amarillo o verdoso, o mal olor en el flujo pueden indicar la presencia de una infección.
  • en el caso de que notes un flujo poco espeso, más bien líquido, y de color claro y no estés segura de que se trate del flujo habitual, quizá convenga visitar al médico para confirmar que no se trata de pérdida de líquido amniótico.
  • si notas tu flujo más acuoso, mucoso o con señales de sangre y aún no estás en la semana 37, acércate al médico para asegurarte de que se trata del flujo habitual y no de la pérdida del tapón mucoso.

Como siempre te decimos, e insistimos en ello: no te automediques, ni siquiera si crees que tienes una infección vaginal. Consulta con tu médico, él mejor que nadie te guiará para que tanto tú como tu bebé estén en perfecto estado de salud.

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