Crisis de lactancia: la famosa crisis de los 3 meses

Tiempo atrás hablamos de las crisis de crecimiento de los bebés y cómo estás afectaban a la lactancia materna, hoy volvemos a la carga con la famosa crisis de los 3 meses. Sin duda, esta es la crisis de lactancia más conocida, quizá por tratarse de la que más fuertemente afecta la lactancia, tan pero tan fuerte que muchas mujeres deciden abandonarla en esta etapa.

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¿Qué es una crisis de lactancia?

A lo largo de la lactancia materna, pueden producirse ciertos desajustes entre la oferta y la demanda de leche. Estos se conocen como crisis de lactancia o crisis de crecimiento. ¿A qué me refiero exactamente? Pues sencillamente a que el bebé se encuentra en un momento de gran crecimiento físico o psíquico (o ambos) y tiene necesidad de más cantidad de leche de la que genera la madre, entonces exige más: para ello solicita el pecho más seguido y se muestra incómodo e incluso, enfadado con la situación.

Este enfado puede evidenciarse mediante el llanto o el rechazo del pecho, puedes también notar que tu bebé coge el pezón, lo estira y lo suelta…

La crisis de lactancia de los 3 meses

Crisis de crecimiento de los 3 meses
Vía: Hamish Darby

Veamos juntos algunas características que convierten a la crisis de los 3 meses en una bisagra que produce el abandono de muchas lactancias…

Por empezar, un bebé de 3 meses solicita el pecho más espaciadamente y esto hace que tú te sientas confiada y relajada: sabes cuándo va a tener hambre e incluso, puedes llevar una especie de horario con él. Además, ha aprendido a comer de manera eficaz por lo cual ahora no tarda media hora en vaciar un pecho sino que come de ambos en tan sólo algunos minutos. Pero de un día para otro, este equilibrio se rompe…

Es probable que notes que tus pechos se encuentran blandos. Esto se debe a que a partir de ahora tu cuerpo regula la generación de leche a demanda: no estás acumulando leche sino que la produces cuando el peque la solicita. Y he aquí el problema, porque por supuesto, la leche tarda en bajar y tu hijo, acostumbrado como estaba a comer apenas prenderse al pecho, se impacienta y comienza a estirar el pezón y llorar como si no tuvieses leche… ¡aunque la tengas!

Pero eso no es todo… ¿Notas a tu hijo disperso? ¿Parece interesarse más por el mundo que lo rodea que por tu pecho y encima no engorda tanto como antes? Todo es totalmente normal. A partir de los 3 meses su interés por el mundo exterior crece (algo que habla de un bebé saludable ya que su vista y su oído se han desarrolla magistralmente) y comienza a engordar menos ¡como cualquier otro bebé!

Sin embargo, todas estas situaciones juntas pueden provocar en la mamá la ilusión de que el bebé pasa hambre y no se alimenta bien, con lo cual más de una lactancia feliz puede transformarse en una lactancia donde la madre sienta que no cumple su función y terminar así con la lactancia mixta o directamente reemplazando la leche materna por el biberón.

Consejos para superar la crisis de crecimiento de los 3 meses

Lo primero es pensar que como toda crisis, así como llegó, pasará… Al fin y al cabo, «no hay mal que dure mil años». En general, se suele recomendar a la madre no forzar al peque a comer. La idea es que el niño se acostumbre a la nueva situación y si lo forzamos, podemos provocar un rechazo al pecho. Mejor dejar que las cosas sigan su curso.

Si tu hijo se sobreestimula al tomar el pecho y en lugar de comer, mira alrededor, no lo dudes: dale el pecho en una habitación a oscuras y en silencio para así evitar los estímulos.

Y por último, no caigas en la desesperación… Si has podido alimentar a tu hijo hasta ahora, ¡lo podrás seguir haciendo! Ten paciencia y verás que esta crisis de lactancia pasará. Por supuesto, ante alguna duda, consulta con algún experto en lactancia al respecto.

 

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