
Alicia en el País de las Maravillas
Hubo una vez una niña llamada Alicia, que soñaba con vivir en un mundo lleno de locuras.
Alicia y su hermana salían todas las tardes para leer un rato. Pero ese día Alicia estaba muy aburrida… De repente un conejo blanco muy elegante pasó corriendo junto a las dos niñas.
- ¡Llego tarde! ¡llego tarde! – dijo el conejo, justo antes de desaparecer dentro de su madriguera.
Alicia, llena de curiosidad decidió seguirlo.
- ¡Llego tarde! ¡llego tarde…!



La niña entró en la madriguera. Estaba tan oscuro que tropezó y cayó en un profundo pozo ¡Parecía no tener fin!
Al cabo de un rato Alicia llegó a una gran sala llena de puertas. Justo en ese momento, el conejo atravesó la más pequeña de todas, por la que Alicia no cabía.
Al otro lado de la sala Alicia encontró una pequeña botella de cristal. La niña, llena de curiosidad, bebió un poco y entonces… ¡se hizo diminuta!
¡Ahora era tan pequeña que no podía abrir la puerta! Por suerte, encontró una caja de galletas que decían «Cómeme»
Alicia dio un bocado esperando que pasara algo, ¡y vaya si ocurrió! Empezó a estirarse como un catalejo, hasta medir 3 metros.
Estaba tan desesperada que comenzó a llorar. Sus lágrimas eran tan grandes, que formaron un charco.
Alicia volvió a beber de la botella para recuperar su estatura de siempre. Pero lo único que consiguió ¡fue hacerse diminuta otra vez! Ahora el charco de lágrimas le parecía un océano.
Nadando, logró colarse por una de las cerraduras, y escapar por fin de aquella habitación.
Al llegar a la orilla Alicia se encontró con una vieja oruga sentada en una seta. La oruga le contó a Alicia que si comía un poco de la seta volvería a su tamaño real… ¡y tenía razón!
- ¡Por fin vuelvo a ser como siempre!



La niña continuó caminando cuando sintió que alguien la observaba. Al girarse descubrió una media luna que resultó ser la sonrisa del gato de Cheshire.
Juntos visitaron al Sombrerero Loco y la Liebre de Marzo que charlaban alocadamente mientras merendaban en el jardín.
Alicia jamás había estado en una merienda tan extraña. Cansada de tanta locura se marchó sigilosamente por una puertecita que encontró.
Al otro lado de la puerta la niña descubrió un precioso jardín. Había tres jardineros pintando de rojo las rosas blancas ¡parecían tener mucha prisa!
De repente apareció una señora muy enfadada gritando sin parar.
- ¡Que les corten la cabeza!
Era la Reina de Corazones que odiaba las rosas blancas.
- ¡Que les corten la cabeza!
Entre tantos gritos la Reina se dio cuenta de que Alicia la observaba, y para conocerla mejor la invitó a jugar al croquet.
Alicia aceptó la invitación, pero resultó ser la partida más rara de su vida, porque cada vez que la reina fallaba gritaba:
- ¡Que les corten la cabeza!


Alicia intentaba perder siempre para no disgustar a la reina, pero eso la enfurecía aún más.
La Reina estaba tan furiosa con Alicia que ordenó que le cortaran la cabeza, y ella, para poder defenderse, pidió que se celebrarse un juicio.
Al juicio asistieron todos los habitantes del reino, muy interesados por lo que iba a ocurrir.
La niña intentó defenderse pero nadie la escuchaba ¡Alicia estaba harta de tantas locuras!
A pesar de todo la reina seguía empeñada en cortarle la cabeza a Alicia, y ordenó a los guardias que la atraparan. Pero entonces…
…Alicia se despertó sobre el regazo de su hermana ¡todo había sido un sueño!
- ¡Qué alegría volver a casa! – dijo la niña aliviada
- Después de todo, el mundo real… ¡no estaba tan mal!