Alergia a los ácaros, ¡llegó el otoño!

El otoño llega con sus hojas cobrizas, con los días más fresquitos y la cuenta regresiva hasta Navidad (y las consabidas mini vacaciones)… Pero también, nos trae la famosa (y temida) alergia a los ácaros.

¿Habéis escuchado hablar alguna vez de la alergia a los ácaros? Los ácaros son los responsables de la mitad de los síntomas alérgicos que se sufren habitualmente y en otoño, la humedad creciente en el hogar y el calorcito de las estufas, los ayudan a multiplicarse y por ende, ¡crecen las alergias!

Hoy hablamos de la alergia a los ácaros: sus síntomas y algunas maneras para evitarla… o minimizar los riesgos de padecerla.

¿Qué son los ácaros?

Los ácaros son unos insectos muy pero muy pequeños (tanto que no se ven a simple vista) que viven en el polvo. Lamentablemente, existen en la mayoría de los hogares. Si bien no pican, algunas personas son alérgicas a ellos y presentan una serie de síntomas bastante molestos que veremos a continuación.

La alergia a los ácaros es muy común, tanto que se considera una de las principales causas de asma en niños. Por eso, ¡es bueno estar atentos! Y ante cualquier duda, consultad con vuestro pediatra.

Síntomas de la alergia a los ácaros

La alergia a los ácaros se detecta a través de síntomas respiratorios como la rinitis, silbidos al respirar o el asma e incluso algunas otras sintomatologías como la bronquitis crónica, la tos seca o la conjuntivitis.

Sin embargo, no son estos los únicos síntomas. ¿Sabías que la dermatitis atópica puede ser también síntoma de la alergia a los ácaros? Algunos peques tienen tan sensible la piel que su contacto con los ácaros le genera un eczema cutáneo.

Cómo minimizar los riesgos de alergia a los ácaros

Evitar una alergia es prácticamente imposible pero sí podemos intentar minimizar los riesgos. Para ellos, os recomendamos:

  1. Ventilar las habitaciones todos los días tanto en verano como en invierno. Lo ideal es abrir las ventanas y airear durante al menos 30 minutos.
  2. Cambiar las sábanas del moisés, la cuna y la cama cada semana y lavarlas a la máxima temperatura admitida por la tela.
  3. Pasar la aspiradora al menos 2 o 3 veces por semana.
  4. Lavar los almohadones, almohadas y edredones una vez al mes para evitar que junten ácaros.
  5. Lavar los muñecos de peluche una vez al mes.
  6. Evitar sobrecalentar las habitaciones: 18 o 19 grados son una buena temperatura interior en invierno.
  7. Evitar la humedad en el hogar: entre un 50 y 60% es adecuado.
  8. Juntar el polvo regularmente para evitar acumulaciones.
  9. No utilizar radiadores eléctricos con ventilador: estos pueden propagar ácaros.
  10. Si es posible, evitar las literas ya que el peque que duerme debajo tiene la posibilidad de inhalar ácaros del colchón superior. Si es la única posibilidad, airead y lavar regularmente los edredones.
  11. Evitar las alfombras que suelen ser un excelente hábitat para los ácaros.
  12. Voltear el colchón y pasar la aspiradora para absorber la mayor cantidad de ácaros posible. Si podéis, comprad colchones, almohadas y ropa de cama antialergénica.

Si sospecháis que vuestro bebé tiene alergia a los ácaros, consultad con el pediatra. Él mejor que nadie os guiará y ayudará…

Más información: Fundación BBVA

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